viernes, 13 de mayo de 2011

jugando entre excrementos


El titular del artículo lo dice todo.

Y por cuatro razones:

- La primera por estética: porque no es "bonito" ver las aceras y menos los parques donde juegan los niños con excrementos de perros.

- La segunda porque, aunque no es muy frecuente, los perros pueden transmitir parásitos a través de sus heces, que luego, al jugar los niños con la tierra, van a su aparato digestivo. La principal vía de contagio de parásitos intestinales son otros niños que las transmiten (como en el caso de las famosas "lombrices" blanquecinas y en hilillos tan frecuentes, Enterobius vermicularis u oxiuros es su nombre "fino") pero hay otros gérmenes que pueden adquirirse a través de perros como la Giardia intestinalis o la sarna por poner un ejemplo.

- La tercera porque hay niños alérgicos al pelo de los perros y para éstos, la única medida de prevención es que no estén en contacto con ellos o en lugares donde antes ha estado un perro. Si el perro juega en el mismo arenero de estos niños podemos provocarles un episodio de broncoespasmo o asma.

- Y la cuarta (¡si las anteriores no son suficientes!) porque si hay heces de perros sin recoger, estas pueden suponer un foco de infección para otros perros.


La solución no es que la policía persiga a los dueños de los perros sino, como siembre, un poco de sentido común. No dejar el "rastro" del perro sin recoger, pasearlos con correa (aunque sean "muy buenos y no hagan nada") y no dejarlos en la zona de juego de los niños.

Recordad que la mejor protección para evitar parasitosis e infecciones en general es siempre un buen lavado de manos (el día 5 de mayo fue el Día Mundial de la higiene de Manos) y enseñar a los niños a hacerlo.




y otro en inglés (que me gusta más, los Lunis siempre me han parecido un poco "moñas").






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