lunes, 11 de noviembre de 2013

Para los que tenéis hijos recién nacidos o adolescentes


 
 
"Al nacer, los bebés no son una hoja en blanco, sino que heredan un abundante equipamiento para solventar problemas, y cuando muchos de ellos se les plantean ya tienen la solución humana. (...) Los bebés, por indefensos que estén, aparecen en el mundo con programas nerviosos especializados para razonar acerca de los objetos, la causalidad física, los números, el mundo biológico, las creencias y motivaciones de otros individuos y las interacciones sociales. Por ejemplo, el cerebro de un recién nacido espera ver caras; incluso cuando tienen menos de diez minutos de vida, los bebés se vuelven hacia las formas que parecen caras, pero no cuando ven una versión confusa de ese patrón. A los dos meses y medio, un bebé expresará sorpresa si un objeto sólido parece atravesar otro objeto, o si un objeto parece desaparecer como por arte de magia. Los bebés no tratan igual los objetos animados que los inanimados, pues asumen que los juguetes animados poseen estados (intenciones) internos que no pueden ver. También hacen suposiciones acerca de las intenciones de los adultos. Si un adulto intenta mostrar cómo hacer algo, el bebé lo imita. Pero si el adulto parece estropear la demostración, el bebé no intenta imitar lo que ve, sino más bien lo que cree que el adulto intentaba hacer. En otras palabras, cuando los bebés ya tienen edad suficiente para ser puestos a prueba, llevan a cabo sus propias suposiciones acerca de cómo funciona el mundo."


"(...) en eso consiste el madurar. La principal diferencia entre los cerebros de los adolescentes y los de los adultos es el desarrollo de los lóbulos frontales. La corteza humana prefrontal no se desarrolla plenamente hasta los veintipocos años, y eso explica el comportamiento impulsivo de los adolescentes."

de "Incógnito. Las vidas secretas del cerebro" de David Eagleman (Ed Anagrama)
 
 



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