viernes, 15 de diciembre de 2017

Ni cocidos, ni antitérmicos a cubos



"La fiebre no es una enfermedad. Es el intento del cuerpo para luchar contra una enfermedad."


Así empieza este artículo de Paul A. Offit , profesor de enfermedades infecciosas pediátricas del Children's Hospital de Philadelphia. Os recomiendo su lectura, cortito y ameno (está en inglés pero el traductor de google funciona lo suficientemente bien para estas cosas).


Trata del efecto de la fiebre en la evolución de las enfermedades infecciosas. En resumen: tanto en animales, personas adultas y, por supuesto, también niños, cuando se combate agresivamente la fiebre, aumenta la probabilidad de sufrimiento, prolongación del proceso infeccioso e incluso muerte. Esto se debe a que las células que nos defienden, los glóbulos blancos, funcionan mejor a temperaturas altas.


El problema de la fiebre es que hace que los niños respiren más deprisa, su corazón vaya más rápido, tengan malestar... y así no pueden ir a la guardería/colegio. La fiebre y todo lo que la acompaña, avisa de que lo que hay que hacer es dejar a los niños en casa y como dice en el artículo "aislarlos de la manada" para que no contagien. 


No es que haya que tener a los niños cocidos para acabar antes con los gérmenes. Hay que tratar al niño y no al termómetro, es decir disminuir el malestar pero sin obsesionarse con los grados. Y nunca hacer cosas como por ejemplo intercalar ibuprofeno y paracetamol aunque os lo diga algún médico que de todo hay...


Más información:
- Decálogo de la fiebre de Familia y Salud de la AEPap
- Sobre la fiebre alta en los niños de En Familia

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